Otro nombre para la pereza



“Por causa del ocio se viene abajo el techo, y por la pereza se desploma la casa” (Eclesiastés 10:18)

Vivo en una localidad tranquila en el campo. Es un lugar hermoso a las faldas de una cadena montañosa no muy elevada. Una de las consecuencias de vivir en una zona rural es que no siempre se tiene todo lo que se necesita, una de las cosas que carecemos es de agua potable. Viene agua, que nos sirve para todas nuestras necesidades, menos para beber, porque es una agua “dura”, como le dicen por aquí, que sería un agua con demasiadas sales calcareas. El problema es de toda la zona, así que el ayuntamiento creó hace años una fuente de agua ionizada, apta para el consumo humano. Allí vamos cada dos o tres días para traer el vital líquido que nos sirve para cocinar y beber. Es algo muy sencillo, tomar el auto, cargar los botellones y dirigirme a la fuente, trámite que no me toma más de 15 minutos.

Lo hago con gusto, pero hay algo que me molesta cada vez que voy. Cerca, en la esquina, hay un frondoso árbol que da una estupenda sombra. Rodeando el árbol hay bancos para sentarse y allí siempre hay entre 10 y 15 varones, aparentemente jubilados, que se sientan toda la mañana a no hacer nada. Sólo conversar, “matar el tiempo”.

El detalle es que nunca he visto a una mujer, muchas veces me dirijo después de la fuente al supermercado que está en otro pueblo a cinco minutos, allí me encuentro a las mujeres, comprando lo que será la comida del mediodía. Los roles claramente demarcados, pero injustamente impuesto. Ellos hablan de banalidades, y ellas preparan la comida, limpian la casa y se encargan de los mil detalles que tiene un hogar.

Algunos no ven mala en esta situación, pero lo es. En una parte, las mujeres que han aceptado sumisamente un rol de “sirvientas, puertas adentro, con derechos sexuales”, y por otro lado, varones que, literalmente hacen muy poco, pero que seguramente al mediodía llegan exigiendo la comida. Le comenté eso a una de las mujeres y me dijo:

—En la casa estorba. No hace nada más que refunfuñar. Mejor que se vaya a conversar a la plaza.

Machismo es otro nombre para la pereza y la desidia.



Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez. 
Del libro inédito: SER MUJER NO ES PECADO


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